Antes de que la reforma de locales en Alicante viviera el particular apogeo que vive en la actualidad, la capital de la Costa Blanca ya sabía lo que era vivir grandes cambios en su fisionomía. Como decimos, las empresas y compañías ubicadas en las principales calles y avenidas de la capital alicantina no son las únicas que han cambiado su imagen. La propia ciudad en un periodo relativamente corto (menos de medio siglo) ha sufrido cambios significativos desde los comienzos de la Transición. Los más mayores no recordarán cómo era Alicante en su juventud, y los jóvenes de ahora seguro que ni siquiera serán capaces de imaginar cómo era su ciudad unos años atrás.
Así era Alicante hace unos años
Uno de los grandes cambios se da en el icono de la capital de la Costa Blanca. Si piensas en una imagen emblemática de Alicante, seguro que te viene a la cabeza el Castillo de Santa Bárbara sobre el monte Benacantil. Lo que ahora es una mole rocosa y pedregosa, casi desértica podríamos decir, en la década de los años 70 y 80 presentaba una apariencia totalmente distinta. Cientos de árboles poblaban las laderas inferiores a la fortificación alicantina y se integraban prácticamente con el paisaje urbano de la ciudad. El nivel de vegetación era tal, que aunque ahora parezca una locura asegurarlo, se podría afirmar sin ningún tipo de duda que había un bosque en pleno corazón de Alicante.
Otra de las zonas de la capital alicantina que mayor transformación ha vivido desde la segunda mitad del siglo XX ha sido uno de sus lugares más concurridos, sobre todo en verano: la Playa de San Juan. Lo que ahora es un inmenso arenal gracias a la influencia de la mano del hombre, antes eran unos pocos metros de playa totalmente natural que terminaban en un agua mucho más cristalina que la de hoy en día. La demanda turística comenzó a ser tal que hubo que sacrificar este encanto para ampliar el espacio de una playa a la que cada verano acuden millones de personas.
Por aquel entonces, los primeros chiringuitos comenzaban a ocupar la arena más cercana al paseo marítimo, y un icono hotelero presidía un paisaje icónico de aquellos tiempos. El emblemático Hotel Sidi San Juan, el único 5 estrellas del que podía presumir la ciudad en esos años, recibía a las grandes celebridades que venían a Alicante a disfrutar del sol y de la playa. Su magnífica e inconfundible estructura y su espectacular terraza con piscina con vistas al mar daban una imagen de glamour y lujo como pocos establecimientos han sido capaces de transmitir.
Del litoral vamos al corazón de la ciudad para perdernos en unos recuerdos casi olvidados. Los dos monumentos religiosos del casco antiguo, la Iglesia de Santa María y la Concatedral de San Nicolás presentaban un entorno mucho más respetuoso con su estructura en una época donde el boom turístico de Alicante aún no había dañado su gran patrimonio arquitectónico.