Desbrozadoras a gasolina VS eléctricas

Cuando alguien necesita o quiere comprar una desbrozadora para cortar la hierba de su jardín o incluso para trabajar en tareas de jardinería profesional, lo primero que se le suele pasar por la cabeza son las cuestiones relacionadas directamente con las hierbas: qué quiero cortar, y por tanto, qué accesorios debe tener la desbrozadora que compraré. También es lógico pensar en la comodidad a la hora de usar el aparato: quiero que sea fácil para mí, por tanto, que tenga dos asas o mangos, y una banda ajustable para apoyar bien el peso. Y lo que ocurre muy a menudo es que estas primeras impresiones son las que guían la elección y la compra de la desbrozadora, pero en este post queremos remarcar la importancia de conocer previamente las diferencias entre las desbrozadoras que funcionan con gasolina y las que funcionan con corriente eléctrica.

El tema de la alimentación tiene consecuencias a la hora de preparar el aparato para usarlo, en el confort del operario durante la realización de los trabajos y también en las prestaciones de la máquina.

Una desbrozadora a gasolina se tiene que cargar de combustible antes de ser utilizada. Esto no requiere demasiado tiempo, sólo el justo para verter el líquido en el depósito. Al respecto conviene saber que los modelos con motor de dos tiempos tienen dos depósitos independientes: uno para la gasolina y otro para el aceite, y el operario tiene que hacer la mezcla adecuada. Por lo que atañe a la efectividad, una desbrozadora de gasolina siempre será mejor que una de eléctrica, primero porque son aparatos mucho más potentes, y segundo porque no hay ningún cable que enchufar, y por tanto, que ponga límites en el espacio y en el tiempo.

Una desbrozadora eléctrica puede funcionar de dos maneras posibles, o bien enchufada a una toma de corriente o bien por medio de baterías. Esto pone unos límites claros en términos de superficie, tiempo y eficacia. Siendo así, una desbrozadora eléctrica es útil si se trabaja en espacios reducidos y en tareas breves. Como contrapartida, la gran ventaja que tienen es que son mucho más silenciosas que las que funcionan con gasolina: hacen la tarea mucho más llevadera para los operarios, y también se agradece mucho en hogares donde el ruido puede ser molesto para los vecinos y las personas de los alrededores. Si no hay prisas ni tienes un jardín inmenso, esta puede ser una muy buena opción.