Cerveza o Vino

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Cerveza o Vino… He ahí el dilema

La popularidad de la Cerveza y de su producción artesanal aumenta cada vez más. Cabe preguntarse si realmente el sabor de una gran cerveza hecha en casa puede compararse con algún derivado de la vid: el mejor vino de la Rioja o un espumante Sureño, sin dejar nada que desear. En este artículo descubriremos juntos ¿Cuál es la mejor opción? ¿Cerveza o Vino?

Cerveza y Vino: ¿Cómo elegir?

Entre gustos y colores nadie ha escrito los autores… Esa posiblemente sea una de las verdades indiscutibles de la experiencia humana: Té o café, libros en físico o en digital, chocolate con Leche o Bitter, Peras o Manzanas, Cerveza o Vino… Todas las opciones tienen un público y ocasiones en las que son sencillamente indispensables, no obstante entre el vino y la cerveza ¿existe alguna ventaja comparativa?

En primer lugar, al ser distintos tipos de fermentos la cerveza y el vino afectan el cuerpo de maneras diferentes. Estas diferencias que podrían parecer baladí son determinantes a la hora de evaluar el tipo de resaca, la ingesta calórica y, por ejemplo, el maridaje correcto en el diseño de un banquete o evento.

Siendo que se les considere similares en contenido alcohólico, ya que una cerveza puede variar de 6ᵒ  a 14ᵒ y, generalmente, un vino no supera los 18ᵒ, su graduación es bastante similar, sin embargo beber 8 cervezas es socialmente más común que ingerir 8 copas de vino, independientemente del precio de las bebidas, ¿A qué se debe esto?

Principalmente a sus efectos: mientras que tomar 8 cervezas te garantiza una celebración a todo dar, 8 copas de vino pueden convertirse en la pérdida completa de la noción espacio y tiempo. Esto se debe a que el estado de ebriedad alcohólica generada por el vino ocurre más rápidamente con el vino que con la cerveza por la forma en la que el cuerpo procesa, con mucha más rapidez, el fruto de la vid y sus azúcares.

De acuerdo a un estudio realizado en el Centro Médico de la Universidad SouthWestern de Texas por el Dr Mack Mitchell “beber vino afecta más rápidamente que tomar cerveza”. Durante la evaluación se pidió a un grupo de 15 individuos consumir diferentes tipos de bebidas alcohólicas, en cantidades calculadas de acuerdo a la masa corporal de cada sujeto. Mientras que la cerveza toma más de 1 hora en causar efecto, el vino entra a la corriente sanguínea en 54 minutos.

Al pan, pan:

Por otra parte “la barriga cervecera” parece no ser un mito. En el caso de la cerveza y el vino, el aumento de peso proviene de los azúcares que en el caso de la cerveza es mayor, aproximadamente unas 180 calorías por vaso contra 90 de una copa de vino moderada.

Es decir, una pinta de cerveza aporta el doble de energía generando acumulación de grasa si el consumo es alto, ahora para los bebedores ocasionales, no existe realmente una diferencia en aumento de peso frente al consumo alcohólico.

Bebiendo vino o cerveza, tu figura será prácticamente la misma manteniendo todos los demás factores (ejercicio, dieta) constantes. De todas maneras, aquellos que estén prestando atención a su consumo calórico en ocasiones especiales, deberían privilegiar el consumo de Whisky o Vodka.

El que con vino cena, con agua desayuna…

En el caso de la resaca, el efecto menos deseable de esas largas noches de fiesta, la deshidratación causada por el consumo de alcohol produce un fuerte malestar al día siguiente – mezclado con algún que otro arrepentimiento de índole social que puede ocasionar el consumo en exceso de cualquier bebida-  este suele ser mayor cuando se ha consumido cerveza oscura o vino tinto.

La resaca se debe a que el alcohol, además de aumentar nuestras visitas al baño en mayor proporción a la ingesta de líquidos, viene sumado a la presencia de los llamados: congéneres, sustancias residuales que aparecen durante la fermentación (entre ellos el metanol) que resultan nocivas para el organismo y disminuyen en procesos más refinados de destilación.

Los congéneres brindan en algunas bebidas alcohólicas ese característico color oscuro acaramelado y afectan más fuertemente a las mujeres que a los hombres, dado que la eficiencia hepática masculina es mayor. Es la presencia de estos componentes lo que genera la común resaca, comas etílicos y paros respiratorios cuando su ingesta ha sido verdaderamente excesiva.

Para cada ocasión:

Culturalmente los usos y gustos del vino obedecen a motivos diferentes que los de la cerveza. Atribuido al dios Baco para los Romanos, el vino ha acompañado a la humanidad en cada celebración realizada desde el neolítico. Con sabores que abarcan la sal irrigada hacia el manto freático desde los mares hacia viñedos cercanos a la costa, hasta el dulzor más sublime de un late harvest, cada vino conserva en su personalidad el sabor de su tierra, la pasión de la vendimia.

Las primeras formas de cerveza, en cambio, aparecen hacia el siglo V y su desarrollo prosperó durante la edad media, en la región que ahora conocemos como Alemania. Bebida de bárbaros, de conquistadores, de guerreros, la cerveza es considerada una bebida menos formal y ceremoniosa, aunque la tendencia hacia lograr de su fermentación y sabores un verdadero arte vaya en alza.

Para concluir tenemos que, siempre en moderación, el consumo de cualquiera de las dos bebidas resulta confiable, y hasta deseable para la salud, pues  aportan beneficios al sistema cardiovascular y, no en balde, acompañan cada celebración desde tiempos inmemoriales. Queda de ti elegir cuál se adapta mejor a tu paladar y qué armonía hace el mejor contraste con el platillo principal del día.