Hoteles con encanto

Los gustos de las personas son infinitos, igual que la personalidad, las metas en su vida o aficiones. Y, a cada uno, les atrae una forma distinta de pasar su tiempo libre y sus vacaciones. En el campo del turismo y los viajes hay miles de opciones disponibles entre las que elegir: turismo rural, de sol y playa, turismo cultural, sostenible y responsable, etc.

Los alojamientos son muy variados también, y la oferta prácticamente infinita. Hay hoteles rurales, perfectos para para relajarse y desconectar de la rutina. Los hoteles urbanos están localizados en lugares estratégicos y céntricos para que los huéspedes puedan conocer la ciudad y desplazarse por ella de forma fácil y rápida.

Para los viajeros más exigentes, existen los hoteles con encanto. Una nueva categoría de hoteles situados en la ciudad, en terreno rural o en cualquier parte. Lo que los hace especiales es su filosofía. Son lugares donde las personas no son un número de habitación, son huéspedes e invitados. Los dueños son anfitriones y sus casas lugares donde la magia vive en cualquier rincón.

La principal característica de los hoteles con encanto reside en eso precisamente, en su encanto. Son hoteles con personalidad, con un toque distinto. Puede ser su decoración, su localización, la alegría de sus empleados o su oferta gastronómica, pero un hotel con encanto nunca te dejará indiferente.
En un mercado saturado de hoteles “prefabricados” y protocolos estáticos, un hotel con encanto aporta esa necesidad de cualquier persona de sentirse en casa, segura y cómoda, y poder relajarse a disfrutar del entorno. Una sensación de tranquilidad te inunda si tienes una reunión de negocios en una ciudad extraña y vuelves a un hotel con encanto. Tras visitar una ciudad y ver museos, monumentos y lugares pintorescos, la calidez de un hotel con encanto te recibe y ya no te sientes perdido.